Pienso que resulta indispensable, para quienes iniciamos esta ruta profesional, reflexionar sobre el papel y la responsabilidad que adquirimos al formarnos como profesionales de la Bibliotecología y Gestión del Conocimiento, es decir: ¿Por qué elegimos esta profesión? ¿Qué expectativas tenemos sobre nuestra futura profesión? ¿Cuál es la responsabilidad social que tenemos o tendremos como bibliotecarios, administradores de bibliotecas, museos, archivos o incluso como educadores?
Esta reflexión, me parece, debe basarse en una visión objetiva y crítica de la realidad social y cultural, tanto de nuestro país , como del mundo en general: la importancia y presencia de las bibliotecas en nuestro entorno , su papel como espacios educativo y de difusión de la cultura, sus potencialidades en el desarrollo humano y otras consideraciones.
Sin embargo, de manera concreta, podemos rescatar cuatro
aspectos esenciales de las competencias profesionales del personal de una biblioteca: capacidad de planificación y organización de las tareas y procesos, competencias comunicativas, habilidades sociales, así como una adecuada
disposición y/o actitud, hacia el aprendizaje permanente y el cambio.
Por otro lado, la presencia de las TIC, en todos los ámbitos de la estructura económica y social, hacen imprescindible que el personal de las bibliotecas posea las competencias necesarias para manejar con eficiencia estas
herramientas y recursos, como parte importante del perfil
requerido hoy en día.
En suma, es indispensable que
el profesional de la bibliotecología, futuro capital humano de las unidades de Información, se involucren en procesos de mejora continua y aprendizaje permanente, por sus
características de trato humano, servicio a la comunidad y una necesidad de constante innovación, que la
sociedad actual demanda.
En ese sentido, los próximos años, tanto los
bibliotecarios como los docentes de todos los niveles educativos tienen el reto de concientizar cada vez más a las
autoridades y a los usuarios sobre la importancia de las bibliotecas en el desarrollo de las habilidades
informativas y sobre todo, en el reconocimiento del rol que cumple el bibliotecólogo, pues
aún prevalece,en muchos contextos, una imagen distorsionada de este profesional, desconociendo que para serlo, se necesita un alto grado de especialización, tanto en las técnicas bibliotecarias y documentales, como en los procesos de generación y gestión del conocimiento, al mismo tiempo que una formación ética adecuada, acorde a los nuevos requerimientos de la sociedad.
Hola Gaby, tienes toda la razón, los profesionales de la información deben de concientizar en mayor manera a la comunidad a la cual ofrecen sus servicios. Por ejemplo,yo creo que dentro de una comunidad universitaria, un bibliotecario debe convertirse en un docente mas y contribuir tanto en la formación de estudiantes y docentes facultándolos en las competencias adecuadas para desarrollar estrategias informativas que apliquen en toda su vida académica.
ResponderEliminarBuen dia: Considero que la dimensión educativa del profesional de la bibliotecología, poco a poco está tomando mayor reconocimiento e importancia, sigamos trabajando en ello
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